Los consumidores están pagando actualmente unos 60 céntimos por un kilo de naranjas a granel, que se presenta en el lineal de los comercios en las mismas cajas de madera en las que se han transportado desde el campo. Sin embargo, el productor ha percibido por ese mismo kilo entre 7 u 8 céntimos, que es el precio que se está pagando este año por un kilo de navelinas que se han producido a un coste medio de 0,15 céntimos.

Ricardo Serra, presidente de Asaja Sevilla y citricultor, califica de «desastrosa» la actual campaña de cítricos que se está desarrollando, con unos precios bajísimos que llevan a los agricultores a vender por debajo de coste. Según Serra, los problemas coyunturales de este año descenso del consumo y retraso de la recolección por las abundantes lluviasestán agravando la situación que el sector ya arrastra desde hace varios años, en los que los precios percibidos en origen han ido en descenso y están poniendo en peligro la supervivencia de este cultivo.

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Cadena de valor

«El mercado nacional de cítricos está banalizado, no se valora el producto», afirma Serra. Pero, sobre todo, destaca que en la naranja, como ocurre con otros muchos productos agrarios, el gran problema que asfixia a los agricultores es que «el equilibrio en la cadena de valor no existe».

Al igual que ocurre con el aceite o la aceituna de mesa, la producción está atomizada frente a una enorme concentración de la distribución. El resultado es que del valor final de la fruta el agricultor no se lleva ni siquiera lo suficiente para pagar los costes de producción. Frente a ello, el eslabón final de la cadena (la distribución comercial) se queda con un porcentaje muy alto, que no está justificado en el caso de la naranja puest que los costes de manipulación o envasado no existen. Del campo a la mesa, los costes para el distribuidor se limitan a la recolección cuando la venta es en árbol, algo muy generalizado y el transporte, lo que, según Ricardo Serra, no justifica los 50 céntimos de diferencia entre lo que se paga al productor y lo que se cobra al consumidor.

Lo cierto, es que los canales de distribución llamados modernos los hipermercados y grandes supermercados tratan a los productores peor de lo que lo hacen los canales tradicionales (fruterías, mercados locales…). «Pagan peor», dice Serra, y explica que entre otros motivos es «porque encarecen el producto, ya que para llevar una caja de naranjas del campo al lineal lo transportan primero a un almacén, luego a una plataforma de distribución, etcétera, para al final volver a venderlo en el supermercado del pueblo de donde procedía la naranja».

Por debajo de coste

El resultado final de todo este proceso son unos precios al agricultor que no le permiten sobrevivir. En concreto, este año, las navelinas se están vendiendo al 50% de la cotización a la que se pagaba el año pasado: si hace un año oscilaban entre los 15 y los 20 céntimos el kilo, este año se mueven entre los 7 y los 9. Y ello, a pesar de que, según un estudio de la Junta, los costes de producción de la naranja están de media en 15 céntimos, que en el caso de las mandarinas se elevan hasta 21 céntimos por kilo.

Ante esta situación, Asaja-Sevilla va a plantear a la Junta de Andalucía que se cree una «mesa permanente» para abordar la crisis del sector y que se haga «un censo real de variedades y producción, porque el que hay está desfasado y da lugar a errores, como los cometidos en el aforo de este año». Una vez actualizado este censo, en opinión de Asaja habría que plantear «un plan de reconversión del sector, dotado económicamente, que planteara salidas de futuro en cuanto a variedades e incluso, si ese fuera el caso, de incentivos al abandono del cultivo».

En este sentido, Ricardo Serra explica que «ahora mismo los productores están desconcertados, sin saber por donde tirar: no están claras cuáles son las tendencias de futuro del mercado ni las variedades por las que conviene apostar». Desde Asaja también echan en falta que la consejería de Agricultura, y más en concreto el IFAPA, investigue al respecto, como por ejemplo hace el IVIA de Valencia, que ha puesto a disposición de los valencianos pero no de los demás citricultores, aunque investiga con fondos públicos variedades propias.

En Andalucía , hay unas 80.000 hectáreas de cítricos y la tendencia es que gana peso en la producción nacional, de tal manera que tan sólo en naranja dulce la región aporta el 40%.

Publicado: Diario ABC 14 enero 2013