La Comisión Europea (CE) planteó la posibilidad de limitar la liberalización del viñedo, prevista para 2016, y pasar a un nuevo sistema, más eficaz y flexible que el actualmente en vigor. La idea se presentó en la tercera y penúltima reunión del grupo de alto nivel sobre el vino, que tuvo lugar en Palermo (Italia).
Es la primera vez que la CE pone sobre la mesa esa idea, ya que hasta ahora se había aferrado al compromiso, asumido por la UE en 2008 con la reforma del sector del vino, de suprimir los derechos de plantación a partir del 1 de enero de 2016 (con la posibilidad en algunos casos de retrasar el inicio hasta 2018). El objetivo de Bruselas no es mantener el régimen vigente ni prorrogar los actuales derechos de plantación, sino buscar una nueva fórmula que permita resolver los problemas existentes, según adelantó hace unas semanas el comisario europeo de Agricultura, Dacian Ciolos.
La presión ejercida por los países productores de la UE, especialmente por España, Francia, Grecia y Alemania, ha llevado a la CE a reconocer que hace falta un nuevo régimen, dotado de un mecanismo flexible para permitir a algunas regiones aumentar la producción, sobre todo para exportar a terceros países.
El sistema que estudia la CE dejaría la puerta abierta a que las organizaciones interprofesionales asumieran la gestión de la plantación para vinos con denominación de origen o con una indicación geográfica protegida. A la vez, plantea una cláusula de salvaguarda para evitar una expansión rápida del viñedo que pueda provocar la degradación de la situación del mercado, indicó Silva. El nuevo modelo de regulación implicaría además la aplicación a nivel de la UE de reglamentos de control y de sanciones para los países que infrinjan las reglas.
La última reunión se celebrará en noviembre o diciembre y, en ella, se presentarán las conclusiones formales del grupo.